domingo, diciembre 26, 2004

WILLY URIBE. Crónicas del salitre


El Gran Azul.



Guillermo "Willy" Uribe (Bilbao, 1965) pertenece a esa clase de tipos que forman parte del paisaje, de modo indisoluble. En cualquier competición o encuentro surfero del país pero también en una improbable playa desierta puedes tropezar con el monumental teleobjetivo de su cámara fotográfica. Un colosal archivo de proporciones oceánicas (más de 25.000 instantáneas tomadas desde que en 1984 empezó a contemplar el mundo a través de un visor) avalan su pasión.

Quizá menos pública es su faceta periodística, pues Willy compagina su entrenado ojo fotográfico con la pasión por narrar. Ahora Crónicas del Salitre (Ediciones la Circular, 2004) compila en un volumen los mejores artículos que Uribe ha escrito para un abanico de publicaciones especializadas.

El autor viaja de la Costa da Morte y el negro legado del Prestige a las costas azul turquesa de Sumatra, de las islas Canarias y Marruecos a México y Panamá, descubriéndonos lugares y personajes peculiares. Su estilo fluye con sencillez y naturalidad, desentrañando el grano de la paja de este universo, tan dado a la épica mística, que ha dado en llamarse cultura surf, la búsqueda eterna de la ola perfecta.

En sus safaris surf Willy ha descubierto que el salitre es la argamasa que mantiene cohesionada a esta raza especial de seres casi anfibios que vive por y para las olas. ¿Los últimos románticos?




Mis padres andaban preocupados porque mi mayor aspiración en la vida era ser vagabundo (aún hoy lo es), así que me convencieron para que estudiara Imagen y Sonido en FP. Fue una buena idea: conocí la fotografía y pasó a formar parte de mi vida. En 1989 monté una revista, Marejada Surf, y fracasé, trabajé nueve años como fotógrafo aéreo, volando sin parar por España y Portugal y después me dediqué de lleno a la fotografía de surf y a escribir reportajes.

· Entre pillar olas sobre una tabla o permanecer en tierra tomando fotografías, es decir, entre vivir la experiencia de forma activa o bien convertirse en testigo fotográfico surge un conflicto acompañado de una renuncia. ¿Cómo te planteas ese dilema, imagino que difícil?

No me resulta complicado, es mi profesión y me gusta. Sí hay veces en las que siento cierta envidia, cuando las condiciones de las olas son perfectas o especiales, por ejemplo. De todos modos cojo olas a menudo y no hay problema. Lo que más me satisface de sacar fotos de surf es hacerlo desde el agua. Entonces tú estás ahí dentro con la gente, haces ejercicio, te mueves, estás en el ajo, gritas cuando piensas que has pillado un buen fotograma, las pasas putas cuando te pilla una serie de olas gordas y la gozas cuando consigues una foto de un surfista dentro del tubo. Ese es un momento muy potente, estás en el centro de la naturaleza, metido en su espiral junto a un amigo, los dos ahí dentro. Puedo cerrar los ojos ahora mismo y recordar esos momentos de fuerza. Esas imágenes me acompañarán de por vida, hasta que me asalte el Alzheimer.

· Crónicas del Salitre supone una aportación algo insólita, en la medida en que todo el mundo hubiera esperado de ti un libro de fotografía, ¿no?

Números mandan. Un libro de surf con impresiones fotográficas de calidad cuesta una pasta. No era el momento, preferí sacar algo más ligero y más barato y utilizarlo como trampolín. El libro está teniendo muy buena acogida, aún distribuido por canales independientes (myself) está llegando a los medios de comunicación y la gente lo va conociendo. Crónicas del Salitre es la tarjeta de presentación para el siguiente proyecto: un libro de surf con fotos de surf y alrededor del surf .

· ¿De qué tipo de material se nutre Crónicas del Salitre?

He reunido parte de los textos de los reportajes que he publicado en los últimos cuatro años, principalmente en las revistas Surf Europe, Surfer Rule y Tres 60 y en el periódico Surf Time. El libro es fácil de leer y muy ameno. Yo no soy periodista, ni pretendo serlo, pero sí soy escritor y ejerzo. No quiero dar una visión objetiva del surf ni del mundo en que se desarrolla, aunque las situaciones sean reales están filtradas por mis ojos y descritas por mis pensamientos, cosa que aumenta en los artículos de opinión.

· Las 28 piezas del libro se dividen en cinco secciones. ¿Cuáles fueron los criterios para esta división?

Los textos ya estaban escritos, así que ellos marcaron la pauta del guión. El libro se abre con Crónicas y seguido con Opinión, son textos cortos, variados y movidos para enganchar al lector. Después vienen los Relatos (todos ellos basados en hechos reales, aunque distorsionados) y finalmente los Viajes, el cuerpo del libro. Finalmente cuatro publirreportajes de marcas comerciales surferas sirvieron para pagar la edición.

· El estilo es suelto, ligero… Relatos breves que se leen de un tirón, que captan la esencia del momento pero en los que también hay espacio para la reflexión. ¿Ese es el estilo que persigues?

Creo que escribo del mismo modo que leo. Me gusta que el ambiente se refleje a través de la acción, no quiero que nadie me describa nada, prefiero imaginarlo mediante detalles que el autor me va dando. Pinceladas que va dejando mientras los personajes se mueven y el relato avanza. Es estúpido describir la selva, todos sabemos más o menos cómo es. Lo que realmente importa es saber qué ocurre en esa selva.

· Lo que me parece más interesante son esas apariciones constantes de personajes pintorescos. ¿Qué te parece toda esa fauna colorista que envuelve a la cultura surf?, ¿es algo único?

Esa selva, el mundo, está llena de personas de todo tipo, condición, apariencia y creencia. Y el surf es un mundo en pequeñito, pero no un mundo aparte, plagado por personajes realmente interesantes. El surf es un deporte de grandes espacios y, al igual que el montañismo, el vuelo, la vela y otros, es capaz de forjar personalidades muy atractivas. Pero no es algo único, desde luego. Eso sería calzar al surfing con un regustillo de exclusividad que para nada tiene y que huele a guetto.

· ¿Hay algún tipo que te impactara de forma especial?

Viajo sobre todo para conocer gente, eso es lo mejor, si no hubiera gente ahí fuera me quedaría en casa viendo libros de paisajes. He conocido personas muy interesantes capaces de dejar su pequeño poso en ti. Sergio “El Halcón”, por ejemplo, en Lanzarote. Fue de los primeros en surfear en Canarias, vivió años en una cueva, construyó su propia casa, viajó y navegó por todo el mundo, es patrón de cabotaje, conoce al dedillo toda la costa y las olas de canarias, surfea con poderío y en estos momentos construye un velero para largarse con su mujer y su hijo a navegar los siete mares. Y lo mejor de todo: su charla, las cosas que tiene para contar y para hacerte soñar.

· ¿Crees que algunos de estos tipos son los últimos exponentes de una raza en vías de extinción?

¡Joder! ¡Para nada! El ser humano, hasta que la cague del todo, siempre tendrá espacios por explorar y describir, siempre habrá una aventura. Ya sea en un suburbio de Saigón, en una selva esquilmada de Sumatra o en las dunas de una playa gallega.

· ¿Crónicas del Salitre es un libro para iniciados o para profanos?

Es recomendable un mínimo conocimiento del asunto, pero no imprescindible. Puede que cuando hablo de un subidón, de un bajadón o de un cut-back alguien piense que se trate de una fiesta con consumo de nuevos estupefacientes, pero serán los menos. De todos modos siempre queda la opción de saltarse unos párrafos o leer en diagonal, al fin y al cabo quien hace un libro es el lector.

· Hay quien opina que tu libro desprende un cierto tono desmitificador. ¿Es así?

Es cierto. Me resisto a ver el surf como una forma de vida, prefiero verlo como un deporte apasionante y muy atractivo que se desarrolla en un medio acojonante como es el mar.

· Aparte de las publicaciones nacionales especializadas y de ocasionales volúmenes historiográficos –como la traducción española del Stoked! de Drew Kampion- no existe mucha literatura en castellano sobre el tema. ¿Es sólo el reflejo de la falta de tradición surfera del país?

Nuestras costas son buenísimas para el surf, en serio. Hace años una publicación norteamericana publicó la relación de las mejores costas mundiales para el surf y el tramo comprendido entre las Landas francesas y el norte de Portugal figuraba en sexta posición, por delante de lugares tan emblemáticos como California. Lo que ocurre es que en California llevan haciendo surf desde 1915 y aquí desde 1965. Esos cincuenta años de diferencia marcan la diferencia en todo, desde el nivel de surf hasta el número de trabajos editoriales, pasando por el número de practicantes, la calidad de los shapers (artesanos que moldean la forma de las tablas) o el número de empresas dedicadas a la fabricación o distribución de material y complementos.

· ¿Detectas un cierto auge, una cierta popularización?

Sí, el surf está subiendo en número de aficionados y se está colando cada vez más en los medios de comunicación. Hace tiempo que dejó de ser un deporte raro.

· La práctica del surf discurre entre dos polos complementarios, pero a la vez antagónicos: el eterno periplo a la búsqueda de las mejores olas –lo que tú mismo defines como “la búsqueda del placer”- y el disfrute del spot, el lugar privilegiado donde éstas se hallan. ¿A qué otorgas mayor embrujo, a la búsqueda o a la práctica en sí misma?

Buscas para surfear, surfear es el objetivo, para muchos el único. No para mí. Si me pusieran delante un par de pipas cargadas una con sólo viaje y la otra con sólo surf, me fumaría la del viaje, sin dudar, que no solo de surf vive el hombre. Eso que el surf es como una droga es una patraña, una coletilla. El viaje sí que puede llegar a ser como una droga, eso sí, te fumas una buena pipa de viaje y puede que no pares nunca.

· En el surf sucede algo parecido al circo del rock: la parte más popularizada conforma un circuito en buena medida dominado por la publicidad de grandes marcas y corporaciones. Pero, en esencia, todo se reduce a algo muy simple: un tipo enfrentado a una ola o bien a un público, ¿no?

Coño, sí que es una buena comparación. Hay una canción de Los Suaves que me enrolla a saco. Se llama Mártires del Rock and Roll y habla de que su esencia está entre la carretera y el escenario, que podrían hacer otra música y ganar más pasta, pero que ese rollo no les va y ellos siguen a lo suyo con el rockanroll y sus viejos coches, de ciudad en ciudad hasta que un accidente te quita del medio sin que las estrellas se enteren. Me gusta escucharla en mi coche cuando cojo la carretera y me largo a buscar y fotografiar olas. El surf es posible y mejor sin toda esa parafernalia que las marcas intentan hacerte ver como necesaria.

· ¿Qué banda sonora ideal imaginas para Crónicas del Salitre?

No estoy nada puesto en música, mi colección la actualizo muy de vez en cuando, pero si tuviera que elegir algunas canciones sería la de Los Suaves, el Sultans of Swing de Dire Straits, algunas de los Doors, como Land Ho!, Roadhouse Blues, Wintertime Love o las más clásicas. Y cualquiera de la Creedence Clearwater Revival, ACDC, Ramstein, Beatles, Extremoduro, Grateful Dead, Van Morrison o el Naturaleza Muerta de Fangoria... y un poco de txalaparta, mezclado con didgeridoo, eso suena brutal, te mete en el centro de la tierra.

· En el surf la mejor ola siempre es la siguiente. En el caso de la fotografía, ¿cuál es el objetivo que persigues?

No tengo otro objetivo en la vida que disfrutarla, eso incluye a la fotografía. Cuanto más disfrute con mi vida, mejor serán mis fotografías. Eso no quiere decir que viva en un mundo de placer y gozo. Para nada, con esto de la fotografía y los reportajes de surf se gana una mierda, pero estar viendo una puesta de sol sobre el Índico en una playa de la costa oeste australiana, con una birra en la mano, de charla con un tío del lugar y saber que estás trabajando vale más que una nómina segura a fin de mes.

· ¿Para cuando –esta vez sí- el primer libro fotográfico de Willy Uribe?

Espero sacarlo para dentro de un par de años. Tengo echo el guión y una maqueta y seleccionadas muchas de las diapositivas. Pero tengo que trabajar en los textos, confirmar colaboradores, pedir presupuestos y buscar la financiación. Quiero publicar un trabajo de calidad que guste tanto a los surfistas como a quienes no lo son. No será un libro excesivamente técnico, sino más enfocado al aspecto humano del surf.

· Por el momento tu página web suple esa carencia. ¿Algún proyecto en perspectiva?

Quiero cambiarla. Cambiar el diseño, dar más información con reportajes y textos, ofrecer algunas imágenes como salvapantallas, combinar las galerías en un solo apartado de lugares y sesiones, ampliar la lista de links en una especie de directorio surfero y tener actualizada una lista con todos los surfistas que están en mi archivo. El problema es que yo no tengo ni papa en diseño y creación web y estoy en las manos de un par de amigos que me lo hacen a cambio de fotos del grupo de rock en el que tocan (Noysy Nights, de Getxo) y alguna comida, pero tienen sus trabajos, sus familias y de vez en cuando se acuerdan de mí, cosa que me parece totalmente lógica.

· ¿Qué se puede contar sobre Ediciones la Circular?, ¿va a especializarse en temas surferos?

Jé, bueno, en realidad no existe, es una licencia para dar mayor empaque al libro, solo un nombre. Hace seis años edité un libro de relatos (Ciudad Bilboa) y también me inventé otra editorial, Dragarlo se llamaba. Cualquiera puede coger esos dos nombres y registrarlos ahora mismo, creo que lo importante es el contenido.

· ¿En que playa desierta desaparecerá Willy Uribe cuando llegue el momento?

Nueva York. Nunca he estado allí, pero dicen que llegas a sentirte como en un desierto. Y además tiene playas y olas ¿Quién iba a encontrarme en Nueva York?


1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

willi deribeeeeeeee!!!!! el puto amo de pàchecos corner!

18 agosto, 2005 12:33  

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